Todos estamos ansiosos por llegar a clase esta semana, y poder descubrir como ha quedado nuestra particular y personal (dónde las haya) obra de arte, esa reproducción de nuestra mano, ese pedacito de nosotros mismos representado en escayola.
Hemos de armarnos de paciencia (y también de un buen cúter) para hacer aparecer poco a poco lo que la semana pasada hicimos entre pringues y risas varias. Y el resultado es asombroso. He aquí una pequeña muestra de ello
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